"Punta del Iceberg" en Hierro 3



Cuando las palabras no son el recurso de la comunicación, los sentidos se agudizan. Es necesario pasar a los dos niveles de interpretación que le siguen a la literalidad: el nivel inferencial y el crítico intertextual. Para ello, es clave recurrir a la información que el interlocutor posee producto de todas sus experiencias de aprendizaje, entonces, la intención narrativa se funde con la capacidad interpretativa del otro. Es decir, transmitir un mensaje con una intención narrativa y poética que propicie un escenario reflexivo sin el uso de los códigos verbales convencionales, requiere de la maestría del escritor audiovisual que, a través de acontecimientos narrativos, muestra la “punta del iceberg” que esconde las profundas y complejas emociones humanas para que sean reconocibles y apreciables por el espectador. Para ello, el concepto de mímesis acuñado por Aristóteles en La Poética, universaliza, de alguna manera, las formas de sentir. 




En Hierro 3, las acciones aparentemente simples se convierten en códigos que simbolizan las emociones, una primera mirada nos diría que el protagonista encontró una compañía, en otro nivel, se podría inferir que sin estar buscándolo encontró el amor, un poco más allá se podría decir que este personaje representa a los olvidados, aquellos que cargan en sus hombros lo peor de una sociedad que da la espalda a las personas que, para evitar los sufrimientos, juegan a ser invisibles, a no sentir, a no pensar. 
La capacidad de no ser visto podría ser un recurso para la libertad, en su defecto, perpetúa su intención inicial, no ser visto, ocupar un espacio ajeno y hacer parte de una “fotografía” (familia). Será un eterno invisible obligado a comer las sobras de la comida, del amor, de la vida.



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